Fue complicado hacerme con los mandos del pato, pero después de un montón de horas con el culo pegado a él al final más o menos le pillas el truco.
La pesca en sí es sencilla. Machacar las orillas ajustado al máximo y esperar el torbellino de agua y adrenalina que se produce en el momento de la picada, esta se suele dar nada más caer el moscón al agua.
Tras miles de lances y una decena de enganchones, al final pude disfrutar de la lucha con uno de estos torpedos que sin duda hace que merezca la pena el intento. En otro par de ocasiones entraron a la mosca pero no se llegaron a clavar.
No es para pasarte todos los días machacándolos pero una vez al año si es interesante.
Un saludo y buena pesca a todos.